Me encontré con la Bomba Navarro
Y no le dije nada. ¿Quiénes somos cuando el aplauso cesa y vuelve el silencio?
Donde vivo ahora hay un bar que por las noches se convierte en discoteca.
Entre hamburguesas, nachos y risas, la noche avanza hasta que, a la hora de Cenicienta, las mesas se esconden y aparece la pista de baile.
El sitio tiene un aire peculiar, a medio camino entre pub rockero y teatro íntimo.
—Ah, ¿pero que veníamos a bailar?
Y allí estaba yo, junto a otras tres madres, tan fuera de lugar como una banda de jazz en pleno concierto de reguetón.
La selección musical era… bizarra. Tanto como la fauna local. Por un lado, jóvenes con falda larga y pose intensa, por otro, señoras jubiladas en tops brillantes y minifalda. El DJ hacía lo que podía para contentar a todos y yo, en vaqueros y jersey de cuello vuelto, podría haber pedido alguna de Queen —o a un antropólogo y su libreta, que menudo espectáculo.—
Desde luego, aquel pum-chim-pún no era música celestial, pero tampoco le hice ascos para desengrasar articulaciones.
Por aquella canción sí que me animé a pegar algún que otro saltito. Cautelosa, eso sí. Que no está una para escacharrarse la rodilla buena.
—¿ESE NO ES NAVARRO?
—¿Quéee?
—TÚ QUE ERES DE LA ZONA, ¿QUE SI ESE DE AHÍ NO ES NAVARRO?
Pues Navarro, con mejor oído que mi compañera de marras, se gira y se me queda mirando.
Sí, Navarro el de las tres medallas olímpicas, el oro mundial en Japón y los 560 partidos de la ACB.
La Bomba Navarro, uno de los reyes del mambo basket español, que me mira y me pone cara de sí-yo-soy-ese.
Dejad que los fans se acerquen a mí
Nadie más de la discoteca, ni siquiera las otras tres comadres que me acompañan, le prestan atención al buen hombre. Claro, él es santfeliuenc, y aquí todo el mundo está más que acostumbrado a verle en los saraos.
Nadie más en todo el local le presta atención en ese momento, excepto yo. Y me da la sensación que él necesita que me acerque y le reconozca. Pero la cerveza cero cero que me estoy tomando no ayuda. ¿Cómo se encara una madre en horario libre a un mito del deporte a medianoche y entre luces de neones?
¿Qué pasa por la mente de alguien que ha sido portada, héroe nacional y responsable de muchas horas de gloria televisiva… cuando el foco se apaga?
Ahora, su vida continúa y sólo es director general del Barcelona de baloncesto. Que no es cualquier cosa, pero… ¿sabe que ya no es lo que fue? ¿Qué sentía cuando la multitud coreaba su nombre?
Porque, ¿quién eres cuando dejas de ser "la Bomba Navarro" y vuelves a ser simplemente Juan Carlos?
Me quedé con las ganas de saber si el silencio le resultaba una liberación o un vacío. Quizá, si algún día lo vuelvo a ver, le agradezca por aquellos grandes momentos frente a la pantalla.
Pero ese día, en esa discoteca, Navarro no era ni héroe ni mito. Solo un hombre más, buscando su lugar en la pista.
Fragmentos para [no] concluir
♪ ¿A qué persona famosa te gustaría conocer? ¿Le hablarías? ¿Qué le dirías? ¿Le pedirías un autógrafo o un selfie?
♪ ¿Es la admiración hacia una persona un reflejo de lo que aspiramos ser, o de lo que tememos no alcanzar?
♪ ¿Qué significa mantener la autenticidad cuando tu vida es un escaparate?
Fuentes
La de la Cibeles. En serio, ninguna. No he sido capaz de encontrar un estudio que aborde la construcción de la identidad desde la perspectiva de los propios famosos. ¿Sería interesante esto a nivel sociológico, dada la rápidísima relevancia que consiguen algunas personas a través de las redes sociales y la viralidad de las mismas? Serviría para crear conciencia sobre los desafíos psicológicos que enfrentan los influencers, por ejemplo.
Entiendo que dicho estudio debería centrarse en explorar su experiencia interna y la forma en que perciben, narran y gestionan su identidad personal y pública.
Aquí algunas ideas:
Cómo los famosos construyen su identidad interna frente a su identidad pública.
Cómo gestionan la disonancia entre su imagen pública y sus valores o deseos personales.
Qué papel juegan factores externos como los medios, los fans y las redes sociales en esta construcción.
A veces entro por aquí (substack) con el dedo ese tonto que va como en automático. Entonces me encuentro joyas como esta y mi dedo, que si pensara -y hablara-, diría, oye esto no es una red de esas sociales, tampoco es un libro…. ¿Qué magia es esta?