¿Tu trabajo te hace feliz?
¿O formas parte de ese 25% de los trabajadores españoles que están insatisfechos con su empleo?
Hace mucho tiempo, y en un lugar de cuyo nombre no quisiera acordarme…
—¿Qué escribes? —me preguntó con las manos apoyadas detrás de la cabeza y balanceándose suavemente en su silla giratoria.
—Ideas. Historias. —le respondí en aquel vacío disfrazado de descanso.— Un pequeño plan de fuga, supongo.
—Ay, esta puñetera rutina gris… Últimamente, la única felicidad que siento en el trabajo es cuando falla el sistema y no puedo hacer nada durante media hora.
Esto tiene más diagnóstico que cualquier encuesta de clima laboral. ¿Y ahora qué hago yo con esta anotación rondando en mi cabeza?
La única felicidad que siento en el trabajo es cuando falla el sistema y no puedo hacer nada durante media hora.
Un frase lapidaria que se me quedó ahí, latente, hasta que hace unos días recibí un email con el manido "I hope this email finds you well”.
Antaño, la felicidad en el trabajo no era una aspiración, era un accidente afortunado.
Pero hogaño algo ha cambiado. El concepto ha saltado del pasillo a los consejos de administración porque algo está pasando y no es sólo moda.
Mucho entusiasmo, muchos datos... y muchas preguntas
Es lo que suele pasar con los temas importantes.
Desde 2015, ha habido un boom de investigaciones sobre las claves de este bienestar. La felicidad en el trabajo se ha medido de todas las formas posibles, desde cuestionarios que parecen tests vocacionales modernos hasta índices internacionales que elevan la felicidad al nivel de métrica geopolítica.
El consenso es casi unánime: cuando una persona se siente bien en su entorno laboral, rinde mejor, enferma menos y hasta es más creativa. Oswald y compañía nos lo dijeron con cifras: un trabajador feliz puede ser hasta un 12% más productivo. Y eso no es magia, es psicología organizacional.
Pero el tema ya no sólo interesa a académicos o departamentos de recursos humanos. La ciencia, la empresa, los bancos centrales empiezan a mirar con lupa cómo se sienten los trabajadores y hasta la ONU ha decidido meter cuchara en el asunto:
¿Qué significa ser feliz en el trabajo? ¿Y por qué debería importarnos?
La teoría dice que los empleados felices consumen más, innovan más, se ausentan menos y renuncian con menos frecuencia.
Eso sí, también han aparecido grietas: ¿de verdad sabemos medir la felicidad? ¿Tú cuál crees que es el secreto de una vida mejor y en qué lugar pondrías al empleo? ¿Y dónde quedaría tener una buena educación, aire limpio, una casa confortable, dinero?
En fin, así es como va España en relación al valor que se le da al empleo como fuente de felicidad (a la cola de los países de la OCDE)…
...¿quizá porque, ante la falta de sentido, lo único que nos queda es el tiempo libre?
En España, la cosa ha tenido sus luces y sus sombras. Un cuarto de los trabajadores dice no estar satisfecho con su empleo (Eurostat dixit), pero en paralelo, otros informes aseguran que el porcentaje de empleados que se sienten felices en su trabajo es mayor. ¿Esquizofrenia estadística? Seguramente, son formas distintas de preguntar, de entender qué significa estar bien.
Todos quieren medir cómo nos sentimos.
¿Pero cuántos quieren cambiar por qué nos sentimos así?

La academia no se ha quedado atrás. Nombres como Marisa Salanova o José María Peiró han hecho de la felicidad una variable científica digna, con sus escalas, sus papers y sus congresos. Y algunas empresas incluso han creado el cargo de Chief Happiness Officer (que suena a cargo inventado para LinkedIn, pero es serio).
De la diversa información que he leído en diagonal para hacer este artículo, me resulta curioso lo que nos dice el OICV (el Observatorio de Intangibles y Calidad de Vida de la Universidad de Castilla-La Mancha). Este organismo, que intenta medir con rigor cuán felices somos los españoles, nos dice que en 2022 éramos menos felices que durante lo peor de la pandemia.
¿Será que el bajón llega cuando ya no hay drama y lo que queda es sólo el cansancio?
Tres miradas, una pregunta: ¿vale la pena perseguir la felicidad laboral?
🧠 Desde la psicología: La respuesta suele ser sí, pero con asterisco. Ser feliz en el trabajo no es estar de risitas todo el día. Es sentir que lo que haces importa, que no estás solo en ello, que puedes crecer sin romperte. Que al final del día digas: “Hoy he hecho algo que merece la pena”.
A los de RRHH, por si alguien aún me lee: no se trata de poner futbolines en la oficina y snacks para la muchachada, sino de reconocer, escuchar, dar espacio para que las ideas y las personas realmente florezcan.
🧍 Desde la sociología: William Davies lo explica sin anestesia: la industria de la felicidad puede ser una forma sofisticada de control. Si tienes que sonreír hasta cuando te explotan, eso no es bienestar: es gaslighting laboral —un tipo de maltrato emocional en el que una persona manipula a otra para que esta dude de sus percepciones y cuestione su propia realidad—.
La positividad forzada genera culpa en quienes no logran estar bien. Y a veces, el problema no está en la actitud del trabajador, sino en la precariedad estructural que nadie quiere mirar de frente.
💸 Desde la economía: Cuidado con vender la felicidad como un nuevo KPI. Que no se convierta en un deber corporativo. Aquí el discurso suele sonar a plan de negocio: empleados felices = empresas más rentables. Y ojo, que es cierto en parte. Hay datos, hay estudios. Pero también hay trampas: medir la felicidad como si fuera una cifra más en el excel corporativo puede ser contraproducente. Lo que cuenta no es sólo cuánto cobras, sino si sientes que lo que haces tiene sentido y que tu esfuerzo es reconocido.
¿Moraleja?
La felicidad en el trabajo no se impone,
se construye
Es un tema que se ha convertido en una cuestión de interés público. No es sólo una moda, ni un privilegio: es un factor de salud, de productividad y de humanidad compartida.
Pero para que sea real, hay que mirarla sin filtros de purpurina. Aceptar que no todo se soluciona con una sonrisa y una newsletter motivacional. La verdadera felicidad no debería consistir en que el sistema se caiga, sino en tener un jefe que no te vigile el reloj. Un equipo que te cubra cuando metes la pata. Un espacio donde no tienes que fingir que todo va bien.
Quizá se trata de sembrar condiciones para que, cuando la felicidad de verdad aparezca, no se nos escape sin haberla notado.
P.D. ¿Qué pasará con tu felicidad cuando tu trabajo desaparezca?
Entre una newsletter y la siguiente, voy dejando pequeñas notas dentro del ecosistema de Substack. Son textos breves, comparables a los antiguos tuits (de cuando Twitter todavía se llamaba Twitter), y que uso para compartir hallazgos, ideas sueltas o noticias que me remueven. Últimamente escribo con más frecuencia sobre Inteligencia Artificial, no porque sea tendencia —que lo es—, sino porque el ritmo al que avanza me obliga a pensar —y a quererlo compartir—.
Es interesante porque se suele generar una conversación crítica, pero muy sana. Algo que se echa en falta en estos mundos del interné.
Te dejo algunas de las últimas, por si gustas:
Para indagar más sobre el artículo de hoy
Arthur C. Brooks (2023). Entrevista en La Vanguardia: “La clave para la felicidad en el trabajo no es el sueldo ni el estatus”
Helliwell, J. F., Layard, R., & Sachs, J. (Eds.). (2025). World happiness report. [https://worldhappiness.report].
Observatorio de Intangibles UCLM (2022). Informe Felicidad y Calidad de Vida de los Españoles
OECD. (2025). OECD better life index. [https://www.oecdbetterlifeindex.org].
Oswald, A.J., Proto, E., & Sgroi, D. (2015). Happiness and Productivity. Journal of Labor Economics, 33(4), 789-822
William Davies (2015). The Happiness Industry: How the Government and Big Business Sold us Well-Being.
Qué interesantes todos los datos. Ojalá más empresas pensaran en el bienestar de las y los trabajadores. Eso o la abolición del trabajo, que también sería una alegría 🤣
He de reconocer que me ha sorprendido que la cifra solo sea de un 25 %. Pero bueno, como bien dices, depende mucho de cómo se hayan hecho las preguntas.
Yo creo que, al final, lo importante es que todo lo que proporciona el trabajo compense en su conjunto. Un buen salario, un trabajo que puedes hacer con tus aptitudes, un nivel de estrés mínimo, unos buenos compañeros, un jefe que confíe en ti, no hacer horas extra, poder trabajar desde casa, flexibilidad para trabajar un día más horas y menos otros, un buen número de vacaciones y pocos problemas para cogerlas… Si pienso en el conjunto, no tengo duda de que estoy contento (que no feliz) en mi trabajo. Eso sí, también tengo muy claro que la única razón por la que trabajo es porque me aporta el dinero que necesito para vivir mi vida, no es el fin de la vida en sí.
Estuve viajando por temas de trabajo durante 11 años. Hace seis años (justo estos días) que empecé a trabajar el 100 % del tiempo desde casa. Para mí, eso fue lo que hizo que el trabajo que tengo fuera sostenible. Cambiaría muchas cosas para hacerlo más apetecible aún, pero hay que saber conformarse y elegir las batallas de forma concienzuda :).
Muy interesante esto de hoy :)
PS: Un comentario gratuito, pero que me parece que viene al hilo: No hay que olvidar que el departamento de recursos humanos trabaja para la empresa y, en última instancia, defiende los intereses de la empresa.