¿Tus preguntas son mejores que las de un niño de 12 años?
Se puede aprender a ver más allá de lo obvio. Sobre la importancia de hacerse buenas preguntas.
[Esta carta pertenece a la serie Identidad y hoy vuelvo a la foto del email del otro día, que viene con un experimento detrás]
Ahora que me estás prestando atención, y como diría el filósofo José Carlos Ruiz, allá voy con los intereses de este préstamo.
En el email anterior te pedí que te hicieras 3 preguntas sobre lo que te hacía pensar esta foto, que usé para hablarte sobre la búsqueda continua del bienestar y el papel de los procesos inaccesibles a la consciencia.
Pues bien, lo primero es darle crédito a José Carlos Ruiz por el siguiente estudio que enseguida te cuento (la foto no sé quién la hizo).
Lo segundo
¿Cuáles eran tus preguntas? ¿Alguna de ellas estaba centrada en algo relacionado a esos temas? ¿Quizá te preguntaste a qué prestaban atención los que miran a la izquierda de la imagen?
Mi filósofo de cabecera utilizó esta imagen para hacer exactamente lo mismo que te pedí yo a ti el otro día: estuvo analizando a niños desde los 5 años hasta adultos universitarios qué preguntas se hacían cuando veían determinadas fotos.
Estas 3 son las más preguntadas para esta foto en adolescentes de 12 años.
¿Coincide alguna con las tuyas?
Voilà: Las preguntas de los universitarios del estudio tampoco diferían mucho de estas. Ruiz sostiene que la capacidad de cuestionarse es muy similar en adolescentes de 12 o adultos 22 años, apenas progresa.
Qué pena, porque nos estancamos haciéndonos buenas preguntas.
Parte del trabajo de este filósofo radica en educar (y divulgar) en el análisis crítico, concretamente visual. Este último con más sentido que nunca, ahora que vivimos rodeados de pantallas.
Pues bien, observa ahora las preguntas que más se hacen, las mismas criaturas de 12 años, tras 7 meses de trabajo con las pautas del filósofo:
En resumen
A hacer un análisis crítico de la realidad se aprende
Por eso, y como dice este mi filósofo, se debe educar desde bien pequeños en la capacidad de asombro, en la curiosidad y el cuestionamiento, porque son las bases del pensamiento crítico. Pero para eso hace falta perseverancia y determinación, mirar a largo plazo.
Aprender a pensar es aprender a analizar.
Para seguir escarbando en tu esencia y que tu entorno de pantallas y brilli brilli no te sacuda a ti sino tú a él, hay que educar la mirada.
Levanta la cabeza y empieza ahora, ¿qué ves, y qué preguntas tienes al respecto?
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P.D. Comparte en los comentarios si tus dudas respecto a la foto se parecían más a las de octubre, o a las de mayo ;)
Buen artículo, Beatriz. De los factores con que cierras tu artículo me quedo con el cuestionamiento. La duda. Creo que algunos principios que deberían alentarse desde pequeño son: (1) No estar absolutamente seguro de nada, y (2) Esforzarse por vencer la oposición con argumentos y no con autoridad. Son cosas que parecieran diluirse con la edad.
La invitación es transitar de lo dogmático a lo escéptico: https://pequen.substack.com/p/la-sabiduria-de-la-incertidumbre