¿Tienes la curiosidad bajo control?
¿O ella te controla a ti? Sobre la apertura a la experiencia
Hoy toca hablar de los rasgos de la personalidad y este es el primer email de cinco. La idea es que, mientras lees, te vayas colocando en la escala… y, de paso, sitúes a esa gente más joven que viene pisándote los talones.
Para ello, déjame que te hable de Substack y acabe hilándotelo todo con otra consecuencia más que se viene por la implantación de la IA.
Recuerda: todo esto lo hago por ti y por mí, por nuestro pensamiento crítico.
Qué es Substack
Substack es la plataforma que me permite enviarte estos email, pero lo interesante es que hoy es mucho más que eso. En efecto, se ha convertido en oootra red social. ¿Y por qué esta sí me interesa, mientras he dejado bastante de lado a Instagram, ya no tengo Twitter y en Facebook aparezco de higos a brevas?
Porque, en esta fase temprana, las conversaciones todavía se sienten frescas: hay sitio, hay calma y, sobre todo, la gente no tira hate. Cada uno va a lo suyo y nadie se mete con los demás. Quien quiere, aporta; y quien no, se aparta.
Por ejemplo, esta conversación que tuve con
:
A su último mensaje le hice una respuesta más o menos rápida, pero me di cuenta que era un tema que le podría interesar a más gente si tiraba del hilo, y por tanto daba para post.
Qué es OCEAN
En ese tirar del hilo te explico que OCEAN hace referencia al acrónimo en inglés de openness, conscientiousness, extraversion, agreeableness & neuroticism, que se refieren al modelo Big Five y que es un test psicológico que está formulado a partir de estudios léxicos en los años 70‑80. Este modelo se ha convertido en el marco más replicado y robusto para describir la personalidad humana en múltiples culturas1.
Vamos a verlo con sus equivalentes en español:
Apertura a la experiencia: así es como se conoce esa ansia viva por querer saber mucho y experimentar cosas nuevas continuamente. Es decir, está relacionada directamente con la curiosidad, la creatividad, la imaginación y el gusto por la novedad.
Responsabilidad: está relacionada con las ganas que tiene una persona de improvisar. O dicho de otra manera, se relaciona con la disciplina, la organización, la planificación y la fiabilidad.
Extraversión: en un extremo encontramos a aquellos que recargan su energía hablando con otros y hacen amigos hasta en el ascensor. En el otro, ikikomoris de manual, gente que no pisa la calle ni pagándole. Este rasgo está muy relacionado con la energía, la sociabilidad, la asertividad y la búsqueda de estímulos sociales.
Amabilidad: esta es fácil, va de qué tanto piensa la gente en los demás. Se relaciona con la generosidad, la empatía, la cooperación y la tendencia a evitar conflictos.
Neuroticismo: este es el rasgo de la personalidad que hace que te comas (o no) la cabeza. Relacionado con la in/estabilidad emocional, la ansiedad, la sensibilidad al estrés y los cambios de humor.
No se trata de cajones estancos, sino que todos transitamos en una escala del 0 al 100. Hay tests2 que cuantifican esto y, entre otras cosas, se usan en recursos humanos para casar candidatos con puestos.
Por ejemplo, este es mi perfil comparado con estos puestos:
Es decir, por mi personalidad, puedo desempeñar sin esfuerzo el papel de generalista en RRHH, y me supondría un mundo ser programadora informática.
Qué pasa con la “apertura a la experiencia”
Vuelvo a Substack. Esta plataforma nació minimal: escribías, enviabas emails, cobrabas a los lectores si querías, y fin. Todo con un diseño extremadamente fácil de usar. No había ninguna distracción más en la plataforma, y la gente que empezó le encantaba por eso. Pero no olvidemos que Substack también es una empresa que quiere ser rentable, así que fue ampliando el sistema y ya tiene microblogging con sus Notes (que funciona como un twitter y lo has podido ver en el ejemplo de arriba), también es posible hacer directos, chatear con los suscriptores, tener un postcad etc.
Adivina quién protesta. Exacto: quienes puntúan bajo en apertura añoran la vieja simplicidad. Para la gente con la apertura alta será más fácil tirarse de cabeza a cada botón nuevo.
Los que tenemos esta apertura a la experiencia alta, vivimos del chute de conectar ideas… y la tecnología nos sirve el mundo a un clic.
Primera alerta tecnológica: esa misma curiosidad puede volverse trampa. Querer abarcarlo todo puede terminar en agotamiento o en ese ruido mental que te susurra que nunca sabes suficiente. Es lo que decía Iván en su nota, tenemos la sensación de que nos faltarán vidas para poder conocer y experimentarlo todo.
Pero ojo, que aquí no hay nada es bueno o malo, sino que cada lugar en la escala implica ciertos rasgos que nos definen. Puntuar bajo en apertura significa foco, estabilidad, profundidad. Puntuar alto es cambio, juego, descubrimiento.
Lo normal en un contexto amplio es que seamos una gran mezcla, y esa es la gracia. Precisamente por eso, hay estrategias dentro de las empresas para que en los grupos de trabajo se fomente esa diversidad: cuando en un equipo conviven exploradores curiosos y guardianes del método, la mezcla dispara resultados.
Dos alertas tecnológicas
Para hoy. Curiosidad sin freno = riesgo de infoxicación. Cuando abrimos veinte frentes a la vez, la atención se pulveriza, el aprendizaje se vuelve superficial y acabamos en un 'scroll' infinito que nos deja exhaustos. Si eres como yo, ¿tú cómo lo controlas?
Para mañana. Esto de la “apertura a la experiencia”, que tú y yo hemos mamado sin saberlo, quizá a nuestros nietos ni les suena. No porque sea malo, o porque no sirva, simplemente porque el mundo seguirá funcionando… pero de otra forma. Lo más inquietante es que la fricción la tendremos nosotros y la chavalería digital de hoy (nuestros hijos, sobrinos, vecinos…).
Nosotros crecimos con la promesa de que el conocimiento era libertad, y ahora vemos que el algoritmo ya elige por nosotros. Que antes de que preguntes, ya te están respondiendo. Que el camino ya viene con vallas, flechas y música de fondo. Y claro, en ese contexto... ¿quién va a querer perderse? ¿Quién va a arriesgarse a aprender por cuenta propia cuando todo esté optimizado para que no lo hagas? ¿Seguirá existiendo en el futuro puestos de trabajo en los que se requiera gente con esa apertura a la experiencia? Probablemente, explorar será como hacer pan en casa: bonito, sí... pero un lujo innecesario.
¿Y entonces qué?
P.D. Cuéntame, ¿dónde caes tú en la escala de apertura a la experiencia?
McCrae, R. R., & John, O. P. (1992). An introduction to the five-factor model and its applications. Journal of personality, 60(2), 175–215.
Efectivamente, nuestra conversación improvisada daba para un hilo extenso, ¡pero nada menos que cinco! Esto promete.
"Nosotros crecimos con la promesa de que el conocimiento era libertad, y ahora vemos que el algoritmo ya elige por nosotros. Que antes de que preguntes, ya te están respondiendo". Creo que esto es algo esencial, renunciar a las preguntas sin darnos cuenta de que de ellas depende todo lo demás.
P.S.: no he vuelto a "medirme" desde que en Psicología estudiábamos y analizábamos pruebas psicométricas. Probaré de nuevo :)
Gracias por este necesario ejercicio de reflexión, Beatriz.
Un 85 ;) - Creo que eso de que no me gusta la poesía no le ha molado.
Sobre el test en sí, como en todo intento de categorización, pues tengo muchas reservas. Muchas preguntas, por sí solas, son ambiguas y permiten múltiples interpretaciones. El disclaimer que ponen al comienzo tendría que ser más grande :)